TODO NOMBRE TIENE UN PORQUE...

Todo en esta vida tiene una razón, un por qué, calquier nombre viene por alguna circunstancia... y el nombre de nuestro blog también lo tiene... La temporada pasada fué un mal año para el esqui de travesía en nuestras queridas montañas cantabras. Terminaba 2011 y casi "no habiamos tocado pelo". Y un día en el rocodromo entrenando un poco con un grupo de amigos, y ante una pequeña nevada que se supone había caido en la zona alta de la Cordillera uno de los presentes dijo... Hay nieve, allí hay nieve. Hay que ir! aunque se jodan!... estoy harto de ponerme los esquis encima de la alfombra del salón... aunque se jodan!

Y así ha nacido aunquesejodan.blogspot.com



sábado, 28 de septiembre de 2013

PICU URRIELLU - Vía "Pidal - Cainejo" (D; Vº; 500 mts)

El Picu Urriellu, más conocido en la península como Naranjo de Bulnes, cumbre que, junto la Peña Santa de Castilla, conforma la realeza de los Picos de Europa. No se encuentra entre las cimas más altas del macizo, donde varias la superan en más de cien metros, pero desde siempre ha llamado la atención de los visitantes y pobladores de Picos por su apariencia inexpugnable. Apariencia que llevó a que este pico fuera la última gran cumbre del macizo en ser visitada por los humanos.

El acceso por cualquiera de sus cuatro Vientos, resulta técnico y, a la vista de la gente no acostumbrada a la escalada, poco evidente. A principios del siglo XX, Don Pedro Pidal -El Marqués de Villaviciosa- y Don Gregorio Pérez -El Cainejo- se propusieron ser los primeros en ascender a la legendaria montaña, que ni tan siquiera había sido conquistada por los perspicaces rebecos que pueblan la montaña. Actualmente, las vías más sencillas discurren por la cara Sur de la montaña, pero en aquella época los avances en materia de escalada no llegaban más allá de disponer de una buena cuerda y unas zapatillas de esparto, considerándose totalmente inaccesibles las placas inclinadas de canalizos, como las que conforman la citada cara Sur del Naranjo. Según la mentalidad de la época, las brechas, canales o fisuras constituían las partes más débiles de las paredes, por las que se presuponía que resultaría más sencillo y seguro avanzar.

Podemos imaginarnos a los pioneros sondeando por las diferentes caras de la montaña el acceso a la cima. Siendo buenos conocedores de los diferentes parajes de Picos, es sencillo suponer que en algún momento hubieran ascendido a la base del pico subiendo desde Bulnes, o incluso desde Pandébano.


Por la cómoda senda que actualmente nos lleva a la base del Picu -en aquella época estos caminos no eran tan evidentes-, pronto nos encontramos con la cara Norte del Urriellu.


Si algo nos llama la atención desde este lugar, es la marcada brecha que recorre la parte central en esta vertiente, que desde la mitad de la pared, por encima de una gran cavidad, llega hasta la misma cima.


Precisamente esta brecha fue la que llamó la atención de Don Pedro y el Cainejo. Habían encontrado un posible punto débil de la montaña, por el cual, con suerte, esfuerzo y templanza, quizá pudieran ascender. Ahora el problema se encontraba en cómo acceder a la brecha, en tanto que comenzaba en mitad de la pared y el recorrido hasta ella no resultaba del todo evidente... tocaba explorar.

Para hacernos a la idea de lo complicado que fue encontrar una vía que pudiera servir de acceso a la cumbre, podemos pernoctar en el Refugio de Urriellu, al pie de la majestuosa cara Oeste del Picu, surcada en la actualidad por modernos recorridos de gran complejidad y dificultad técnica, totalmente inaccesibles con el material del que disponían nuestros pioneros.



De vuelta al inicio del siglo XX, en el verano de 1904, los pioneros ascendieron por la canal de la Celada, por donde pudieron observar y analizar las posibilidades de evolución hacia la brecha por la que se pretendía ascender.


El recorrido no era evidente. Era necesario realizar una larga travesía entre lo que parecían inclinadas llambrias, para finalmente alcanzar el hombro Noroeste, desde el que se podría acceder a la brecha central de la cara Norte.


Ascendiendo por la Celada se puede ganar fácilmente altura hasta el collado, recortando de esta forma el desnivel de la escalada. Partiendo de las cercanías del collado se alcanza una pedrera bajo una gran laja con forma de "Y".


Es aquí donde Don Pedro y el Cainejo se sentaron a almorzar. Por delante tenían un reto que desconocían si podrían resolver. Gregorio se descalzó y desde un extremo de la pedrera -situado unos metros por debajo de la cueva donde se monta actualmente la primera reunión-, empezó su tarea. "Voy a echar un vistazo Don Pedro", dijo mientras desaparecía detrás de las llambrias. 

Nosotros, en esta ocasión, optamos por iniciar la escalada unos metros por encima de la vía original, en la horizontal a la señalada cueva, en tanto que teníamos dudas de que se pudiera llegar en un largo de cuerda desde el punto donde suponíamos que se iniciaba la vía original hasta la primera reunión.



Por esta zona es por donde la mayor parte de las cordadas actualmente inician la ascensión, si bien, según otras reseñas, por la vía original se progresa en diagonal ascendente con mayor facilidad. La ruta que seguimos atraviesa varias llambrias por donde es necesaria una buena navegación para encontrar las zonas más sencillas -encontramos un clavo a mitad del largo-.

Minutos después de desaparecer por la pared, Gregorio "El Cainejo", vuelve al lugar donde se encuentra Don Pedro -"El Marqués"-. "No parece tan malo, Don Pedro"... dijo el Cainejo.

La primera reunión se monta bajo una cueva, al pie del pasaje conocido como "la llambrialina". Aquí los pioneros se encordaron y se dispusieron a atravesar las llambrias, labor que le produjo gran congoja a Don Pedro, el cual destacó "el absoluto pulimento de la roca, no parece sino que le hayan dado con papel esmeril y lustre encima, tal es el poder del agua en la roca".


"No sobrepase los límites de la temeridad, Gregorio", dijo Don Pedro.


La llambrialina, con los modernos pies de gato, no resulta complicada. Sin embargo, a principios del Siglo XX el material no era el mismo y el paso podía imponer bastante respeto.

"Avanzando un pie para ver cómo cogía la alpargata, hasta afianzarse, y luego el otro, con exquisito cuidado, y ambas manos hacia la derecha para disminuir el peso, logré pasar los tres o cuatro metros de llambrialina. Cuando llegué a Gregorio le di una palmada en el hombro y, después de tres o cuatro malos pasos llegamos al descanso."


Tras la Llambrialina, la vía sube verticalmente en "S", ascendiendo primero por un diedro con tendencia a la izquierda. A la salida del diedro alcanzamos en poco tiempo un friend abandonado en una fisura, encima del cual sigue la vía, con cierta tendencia a la derecha. Nosotros nos precipitamos un poco y nos dirigimos en horizontal hacia una repisa, desde la que, sin muchas dificultades -a parte del rozamiento de la cuerda por el brusco giro- alcanzamos la reunión unos metros por encima -puente de roca y clavo-.


El terreno se torna sencillo y, al mismo tiempo, descompuesto. Tras llegar a la reunión los segundos de cuerda, optamos por ganar tiempo avanzando en ensamble con algunos seguros intermedios.


La travesía tendrá unos 100 metros hasta el hombro Noroeste, donde aún tendremos que ascender unos metros, por terreno fácil, hasta la reunión que marca el inicio de las dificultades -montada con clavos-.

"Echamos la vista al cielo y sólo vimos una parte de la grieta. La otra, la tapaban las nubes. Retroceder en aquel caso hubiera sido cobardía manifiesta. ¡Arriba! ¡Hasta donde podamos, Gregorio!"


Por fin se ve el acceso a la grieta de la cara Norte. Aún nos quedan unos metros para alcanzarla. Primero tenemos que subir directamente un espolón, de dificultad mantenida, siguiendo en todo momento la línea que marcan los numerosos clavos ubicados en este tramo.

"El Cainejo tomó la delantera, lo más difícil, y yo seguí de cerca, poniendo los pies y las manos donde él había puesto los suyos, y así fuimos trepando un buen trozo."



Pasados unos 20 metros, perdemos la línea que siguen los clavos, por lo que nos vemos obligados a realizar una delicada travesía que provoca que tengamos que hacer una reunión intermedia en este largo. Recompuestos de esta incidencia, y tras hacer otro medio largo, alcanzamos la reunión "oficial" bajo unas marcadas fisuras verticales -montada con clavos-.

Estamos al inicio de la gran grieta de la cara Norte. En el siguiente largo -optamos por no montar una reunión intermedia y seguimos hasta la cómoda reunión situada tras la panza de burra, con lo que nos salió un largo de prácticamente 60 metros- tendremos que superar el primer paso duro de la vía, para lo cual antes habremos de superar unas verticales fisuras en un largo de dificultad mantenida.

"Cuando la grieta se cerraba demasiado, poníamos la espalda a un lado y los pies al otro, empujando yo siempre al de arriba, tirando este por mí a cada momento. No mirábamos abajo para no impresionarnos."



Enseguida, entramos en la brecha de la pared Norte del Urriellu, donde ya se aprecia la primera panza de burra. Durante toda la ascensión encontramos clavos bien situados, que nos ayudan a proteger los pasos más duros.


"De este modo fuimos subiendo por aquel canalizo estrecho e interminable, hasta que oí decir al Cainejo: De aquí no pasamos, Don Pedro."

"Era un saliente de roca, a modo de panza de burra, que obstruía la griete, la chimenea, el paso por donde nos escurríamos, avanzando sobre el precipicio por encima de la cabeza de Gregorio."

Estamos ante los pasos más bellos de la ascensión. La primera panza de burra desploma un poco y tiene su salida bien protegida mediante un clavo, que nos saca un poco del desplome por la izquierda, para llegar, tres metros más arriba, a una cómoda reunión.


Desde este punto, podemos ver la segunda panza de burra. A la salida de la reunión, tras unos metros sencillos, la pared comienza a ganar inclinación hasta llegar a desplomar en su última parte -esta panza de burra se puede esquivar por la derecha, pero preferimos seguir de frente, pues no parece muy complicado y hay varios clavos que nos ayudan en el aseguramiento-.


Las dos panzas de burra son los pasos más duros de la vía. Actualmente se dejan proteger muy bien con friends, empotradores y el material fijo instalado en la vía -algún puente de roca y bastantes clavos-. Nos podemos imaginar lo duro que resultó la ascensión para los pioneros, que no disfrutaban de más seguros que los que les proporcionaba su propia habilidad y fortaleza, física y mental.

"Habíamos llegado a lo verdaderamente impracticable, a lo inaccesible."

"Allí estábamos los dos, mudos, esperando sin duda que alguna inspiración divina nos determinase algo, cuando, para cambiar de postura, tropezó mi mano izquierda con una grieta oculta que parecía estar hecha para ella. ¡Que sujeción la que había encontrado!"

"Gregorio, yo tengo aquí un agarradero magnífico. Póngase Usted sobre mis hombros primero, luego su pie izquierdo sobre mi mano derecha y verá Usted como le aúpo. Y una vez que Usted pueda echar los brazos por encima de esa panza, si no está del todo lisa, ya se agarrará Usted y se ayudará con las rodillas."

"Una vez arriba, sus brazos se encargaron de mí levantándome en vilo con la cuerda."


Seguida a la segunda panza tenemos otra cómoda reunión. El terreno pierde un poco de verticalidad. Parece que saldremos por arriba, al igual que Don Pedro y el Cainejo.



Superado este muro, se abre la canal y se reduce la inclinación.


Estamos cerca de la cumbre. Quedan algo más de 100 metros de desnivel hasta ella. Las dificultades de escalada han desaparecido y únicamente tendremos que superar una sucesión de trepadas hasta la cumbre.

"El instinto de triunfo, la conquista, se apoderó de nosotros. Subíamos con ansia, no reparábamos en peligros y no nos decíamos una sola palabra. Todo sonreía nuestra ambición desmesurada, y cuando el embudo se abrió y la vertical dejó de serlo, yo me desaté la cuerda, que abandoné al Cainejo, pasé a éste y, saltando, loco, ebrio de placer, di el más formidable ¡Hurra! en los días de mi vida. Era la una y cuarto de la tarde."




Al fin!!! Tenemos la cumbre al alcance de nuestras manos. En mi caso, satisfacción doble, pues he seguido los pasos de los primeros humanos en alcanzar tan reseñada cima, en la que ha sido mi primera ascensión a este pico.

Estamos pletóricos y, cual Iñaqui Perurena, alzo la piedra que marca el punto más alto de la montaña.


Para estos dos personajes, esta es su segunda vez en la cima, pues ya subieron anteriormente por la cara Sur.


"El paisaje que divisábamos no era otro que el corazón de los Picos de Europa, visto en medio de ellos. Glaciares, neveros, peñascales, torres, tiros, agujas, desfiladeros, vertientes, pedrizas, pozos, robezos empingorotados en alguna punta, o manadas de ellos paciendo a nuestros pies en el valle desierto, en la olla profunda, en el hoyo inmenso, tranquilo y solitario."

Salvo por la ausencia en la actualidad de Glaciares en Picos, las vistas que contemplamos desde la cima son muy similares a las que cien años atrás vieron Don Pedro y Gregorio.



"No habíamos comido nada desde las ocho de la mañana, nos quedaban pocas energías, y era de todo punto preciso un nuevo esfuerzo, dejándose de romanticismos, para emprender con calma y plena posesión de la realidad nuestro descuelgo por aquellas rocas."


"El procedimiento seguido fue el siguiente: para mí, como a la subida, lo más cómodo y hacedero, bajaba delante, cuándo de pecho, cuándo de espaldas al muro, y mi compañero me deslizaba, teniendo de la cuerda hasta que tocaba punto firme."

"Una vez que yo estaba en firme, comenzaba a subir de nuevo lo que podía, y estirando el brazo, esperaba con mi puño cerrado, pegado a la peña, uno de los pies del Cainejo, quién de allí pasaba a la cabeza y al hombro. Cuando yo no podía subir más, entonces, bajaba como podía, haciendo maravillas de equilibrio y agarre con los veinte dedos de sus extremidades".

Cuando las dificultades les impedían destrepar, tenían que acudir al ingenio:

"(...) Una vez atada esa piedra por el medio, la mete Usted en el fondo de la grieta tirando luego para cercionarse de que esté bien segura, y no tiene Usted otra cosa que hacer sino descolgarse por ella hasta mis hombros. En cuanto Usted llegue a ellos, la cortamos, y que ese pedazo se quede ahí para que lo utilicen otros."  Bien por el Marqués, a principios del siglo XX ya dominaba la técnica de la autoprotección colocando empotradores.

"La panza maldita la bajamos por el procedimiento de la subida, y no hacía mucho que la habíamos abandonado, cuando una nueva imposibilidad de descenso para el Cainejo se nos presentó delante. ¿Que hacemos? ¿Cortar la cuerda de nuevo? Una nueva reflexión me surgió una nueva idea. ¿No habrá por ahí algún saliente firme de peña -le pregunté-. Aquí hay uno -me dijo-. Pues desatémonos los dosy echemos la cuerda por encima. Yo tendré aquí fuertemente los dos cabos y usted se descolgará por dos cuerdas, en vez de hacerlo por una. Al llegar a mí, tirando de un extremo, nos quedaremos con ella." Así fue como El Cainejo hizo el primer rapel de su vida.

Ciertamente, Don Pedro y Gregorio se aventuraron a un largo y delicado descenso por la misma vía que habían ascendido. Era lo más lógico en su situación, pues era la única vía de acceso a la cumbre conocida por el hombre.

En nuestro caso, tenemos la posibilidad de descender de un modo rápido y seguro a través de las instalaciones de rapel ubicadas en la cara Sur, por donde discurre la vía normal.

Para llegar a dichas instalaciones, en primer lugar descendemos unos metros por la arista, buscando la entrada a una canal que baja en diagonal hacia el "anfiteatro" de la cara Sur.


Desde la arista ya vemos la ubicación del primer rapel, que se distingue por una placa de color blanquecino situada junto a la instalación -en la foto hay una cordada preparando la maniobra-.


El destrepe es un poco aéreo, pero sencillo.



Una gozada poder disfrutar al fin de la visión de la Collada Bonita desde el Picu Urriellu. Hasta la fecha, había disfrutado del mismo lugar, pero visto desde la perspectiva inversa.


En tres rapeles llegamos a la base de la cara Sur.



Siguiendo el ejemplo de Don Pedro Pidal, en este momento pudimos decir eso de "Y aquí puede decirse que terminaron nuestras penas (...)". Todavía quedaba el largo camino de vuelta hasta Pandébano, pasando previamente por el Refugio a recoger nuestras pertenencias. La noche nos alcanzó a mitad de camino, pero eso no fue inconveniente, pues el éxito de la aventura y la expectativa de una suculenta cena llenaban nuestro espíritu.

Sin embargo, creo que nos adelantamos al decir eso de que se habían terminado nuestras penas, porque al llegar a la furgoneta nos encontramos con una desagradable sorpresa... pinchazo en la rueda delantera derecha... Ello no hubiera sido un inconveniente muy grave, si no llega a ser porque desconocíamos donde estaba el gato y la llave necesaria para cambiar la rueda. Tardamos un buen rato en la maniobra, pues tuvimos que desmontar prácticamente toda la furgoneta para encontrar al fin los instrumentos necesarios. Como la necesidad apremia, el cambio de ruedas lo hicimos cual equipo de Fórmula 1. En cambio, ello no impidió que hubieramos perdido el tiempo suficiente como para encontrarnos con los restaurantes cerrados y tener que desechar la idea de la suculenta cena de celebración.


Sirva esta reseña como pequeño homenaje a los aventureros cuyo valor y astucia les llevó a conquistar la cima de apariencia más inaccesible de Picos de Europa.

No hemos realizado croquis, ni menciones a los grados de dificultad de la vía, pues se pueden encontrar multitud de relatos en los que otros compañeros la describen con detalle. Existe alguna discrepancia en relación con los grados de los pasos -mientras en algún croquis la dificultad máxima se pone en V-, en otros se propone de V+-, lo cual es necesario tener en cuenta al embarcarse en una vía clásica como esta, donde conviene ir sobrado en el grado para no encontrarse con sorpresas -según la forma de acometer el paso, a cada cual le puede parecer más complicado o sencillo-.

Como reseña de interés por las imágenes y descripción de la vía, podemos destacar la siguiente, de la cual hemos sacado este croquis:


miércoles, 25 de septiembre de 2013

SAMELAR-SAN CARLOS-JUNCIANA. CIRCUITO DESDE BEJES. 21/09/2013


Después de dos sábados currando había mono de montaña. Así que éste, y encima dando lo buenísimo que daban no podía fallar. La facción "trepadora" del aunquesejodan, Alvaro, Miguel y Chuchi se nos iban a "perseguir lagartijas por las paredes del Cueto Pampín (como podeis ver en el anterior reportaje) en busca de sensaciones positivas para la empresa que tienen en estos momentos (miércoles) entre manos. Así que el tamden "andarín" Eduardito y yo optamos por darle a la zapatilla-bota.

En un principio la idea iba a ser ir a Sta. Ana. Los trepadores por el espolón rojizo y los pateadores por la normal (haciendo tiempo por otras cimas y canales para llegar al tiempo a la cima... pero el apretado horario de Miguel hacia inviable la idea...
...Así que Edu y yo elegimos el Macizo Oriental para nuestras correrias.

La idea salir de Bejes para llegar al Samelar, San Carlos, Junciana...

Y asi empezamos. A las 8:40 comenzabamos a caminar desde el aparcamiento de encima del pueblo de Bejes. La temperatura flipante. Manga y pantalon corto y no son las nueve. Yo estrenos mis "ruedas" nuevas, pero llevo las "raptor" en la mochila para posibles rozaduras. En 5 minutos ya hemos calentado con las exigentes pendientes de la pista. La mañana increible como deciamos.

Un poquillo antes de los últimos invernales cogemos el camino hacia la izquierda que nos lleva hacia las Minas de la Aurora. Al poco tiempo y con buen ritmo vemos la canal que nos subirá hacia las minas...

Nos metemos en la amplia canal y vamos ganando altura y yo como siempre hecho mano de la imaginación y la veo entera nevada...tiene una buena esquiada mmmmm.... quizá este invierno...

La sucesión de cordales y valles que vamos vienso hacia el este se muestran guapisimos entre neblinas y el sol...
... y Edu y yo coincidimos casi al mismo tiempo al observar como se distinguía hoy de bien el mar con unas ondas provocadas por el viento 

Y piano piano llegamos al collado de la Llaguna 


Desde el collado se abre ante nuestros ojos la cordillera. Con ese color pre-otoñal
Curavacas-Peña Prieta
Coriscao 
 ...Y bajo nosotros la majada de trulledes y la Canal de San Carlos con el Pico San Carlos culminándola 


Y también vemos nuestro primer objetivo de hoy. El Samelar. 

Como ya habiamos subido una vez por el Rendijón hoy pretendiamos subir por la Héndida, pues aún no habiamos pasado por ella. Subimos ahora al borde de la pared Corvera para bordearla camino del paso.

Ibamos tan metidos en el asuntillo de bordear la paré que nos pasamos la Héndida... pero nos vino bien para sacarle un par de fotos a la entrada jejeje

El paso es muy guapo. Primero una vira, después una minúscula pedrera y después una trepadina...


...Y arriba nuevamente la cordillera frente a nosotros...  
Las botucas se estaban portando bien... pero habia un pequeño roce en el talón izquierdo... así que era el momento de cambiar las ruedas, pues me molestaba subiendo... ruedas de seco... asi que a saco.
Teniamos frente a nosotros la pala Este del Samelar asi que, después de un bocadito de nutella y un platanuco...MUEVE!!!

La subida nos llevó menos de lo que creíamos y así alcanzamos la cima del Samelar (2227m).

Seguía haciendo una temperatura magnífica. No hacía mucho calor y no corría nada de aire (como se puede ver nuestras melenas no hondean al viento jajaja). Y las vistas seguían siendo excepcionales.

Vemos el San Carlos a donde nos dirigimos a continuación. 
El sector de la Morra y al fondo el Central...Peña vieja casi oculta detrás de la Pica del Jierru, El collado de la Canalona. Las Sta Anas. Los Navarros. Los Campanarios.La Morra del Central. Torre del Oso. Torre del Carnizoso y Peña Castil. Y detrás el Urriellu casi comido por el Cerredo. Y a la derecha el Neveron de Urriellu y cerrando la derecha del todo las Areneras y los Albos... Casi na!!!

Después de unos minutos admirando el paisaje bajamos rumbo al San Carlos. Desde el collado San Carlos foto a la Canal...y recuerdo de la super esquiada de este invierno...Vaya carga tenía!!!!!!! buuufffffff. 
 

Subimos ahora por el borde de la pala, para llegar en unos minutos a la cima del Pico San Carlos (2212m).

Todavía no nos habiamos encontrado con nadie, salvo en la cima del San Carlos donde nos encontramos con un Canario que llevaba un mes de vacaciones por Cantabria, y aprovechándonos de él nos sacó la foto de cima jeejjeje 

Un ratuco en la cima y vista de los que nos queda hacia La Junciana o Llambriales Amarillos... 

Antes de partir hacia nuestro último pico del día, una foto al Santo. Se puede ser más o menos creyente, religioso o lo que sea. Pero sobre todo hay que ser respetuoso... En mi mente el Pico San Carlos va asociado a la figura del Santo que hay en su cima...y me gusta sacarle la foto en inverno, en verano, con niebla, con nieve...
Bajamos la cara oeste del Pico para coger carrerilla y remontar la cara este de La Junciana y después de subir la pequeña trepadina coger la arista-paluca cimera... 
...llegar a la cima de La Junciana (2261m) 

Aqui relax total. Comemeos tranquilamente en la cima y llamamos a los compis a ver que tal les ha ido la escalada y si van bien de hora... cosa que nos confirman al referirse al calimocho que se van a tomar en breve (van con tiempo jejeje).

Fotografiamos el Jou de Evangelista. Su canal y la silla de caballo recordando que no hace demasiado tiempo estuvimos por alli...con bastante nieve para ser Julio... 
Mientras comemos girones de niebla suben de Liebana, pero sigue haciendo buenísimo. 

Nos sacamos una foto de cima... 
...bajaremos a la Vega de Andara y así coger agua en la Fuente Toño Odriozola (estaba planeado así que terminamos el agua comiendo jejeje)...
(vega de Andara, Mancondiu y a la derecha el Collado de Andara) 
 para después pasar por el Collado de Andara...
(desde el collado de Andara) 
 Bajando del Collado charlando y charlando, atajando una de las revueltas, torciose mi tobillo (como no!!), así que aproveche para bvolverme a poner las botas, pa sujertarle mejor y de paso ir haciendolas más jejeje. 
Bajamos por el Monte de la Llama, que aún se resiste a cambiar su ropaje y ponerse el vestido de gala otoñal,...

 ...al Vau de los Lobos... 
 y de allí seguir la pista... 
 que nos lleva hasta Bejes.

Las casas altas de Tresviso por un agujero entre las nubes.

En un par de kilómetros desde el Vau divisamos Bejes abajo. 
Parece que está cerca pero aún nos quedan otro par de kilómetros entre revueltas de la pista para llegar al coche, a las 17:40, nueve horas después de nuestra partida.

Al final nos salió un recorrido majísimo de 26 kilómetros y 1700m de desnivel positivo. Como nosotros no teníamos excesiva prisa, antes de coger camino para Santander hicimos un repostaje en El Resbalón de Panes. Cervelimón y un poco de queso de cabrales para entonar... Y entonados volvimos tranquilucos pa la capi... pensando a ver si el próximo finde tendríamos igual suerte con el tiempo para la rutilla que tenemos en mente... Bueno, aunque si no es el próximo...será el siguiente jejeje.

Oliver
Eduardito

Chao